GALERAS DE MÚSICA:
EL AZÚCAR DE CUBA
Los temas cubanos clásicos adquirieron permanencia, se universalizaron. En su momento ocuparon las preferencias y los primeros puestos de popularidad (y de ventas) a nivel mundial. Nunca fueron vistos como curiosidades de subdesarrollados. En simultáneo a sus versiones en el castellano que se habla en Cuba, fueron traducidos a la mayoría de idiomas. Eso se ve reflejado en la cinematografía, principalmente en la norteamericana. Todo lo contrario ha ocurrido, desde los años setenta, con la derivación a la que llamamos salsa. Pareciera que ha quedado solo para el consumo de nosotros los sudamericanos. Aunque con bastantes restricciones porque, por ejemplo, en el mundo rioplatense y en Brasil, la salsa es desdeñada olímpicamente. Es más conocida en México y en Chile pero, en esos países nunca ha sido el ritmo preferido. Salvo algún renacimiento en la Europa de los noventa (muy marcado por los clásicos cubanos), en especial en Alemania, Francia y España, la salsa, como tal, no universaliza. En el cine, solo en tres películas ha sido destacada: "Salsa" (1988), donde un posible y existente sincretismo infantil norteamericano con respecto a lo latinoamericano llega a su paroxismo con el tema Margarita, que es más flamenco que cualquier otra cosa; "Baila conmigo" (1998), en la que algunos pocos fragmentos incluyen a la salsa; y, "El cantante" (2007), una versión deformada e intrascendente de la vida de Héctor Lavoe. Los éxitos más destacables de salsa, prácticamente no son conocidos fuera del Pacífico sudamericano y de cierta comunidad "latina" en Estados Unidos.
Los clásicos cubanos de todos los tiempos han quedado estampados, para la posteridad, en la filmografía mundial y en los "racontos" que se siguen haciendo en función a su poderosa influencia. Examinemos, con mucho ritmo (tambor y flores visuales) algunos casos señeros:
Los clásicos cubanos de todos los tiempos han quedado estampados, para la posteridad, en la filmografía mundial y en los "racontos" que se siguen haciendo en función a su poderosa influencia. Examinemos, con mucho ritmo (tambor y flores visuales) algunos casos señeros:
EL MANICERO. Jorge Luis Borges dijo alguna vez, con un racismo digno de antología, que "la única contribución de la raza negra a la cultura universal, era la horrorosa rumba El manicero". Los genios no tienen porqué ser perfectos. Sin embargo, con esa sentencia, Borges estaba otorgando a la composición de Moisés Simons (La Habana, 1889 - Madrid, 1945) un lugar único, un territorio en un contexto para él deteriorado pero, resaltable y trascendente. En los turbulentos años veinte, este tema se convirtió en el preferido a nivel de todo el orbe. Simultáneamente se pone de moda en Estados Unidos, en Europa, en Sudamérica. Las orquestas de jazz lo tienen como parte imprescindible de su repertorio. Igual ocurre con las "típicas" de tango en Argentina, en Francia, Italia, Alemania, Rusia, Inglaterra, Japon, China, en el referente musulmán (como dice la letra de la rumba Cachita), en España, México y Brasil. Por supuesto, también en nuestro país.
A continuación, gracias al callejon de los milagros que es YouTube, una de las primeras versiones, en sí la preferida de los primeros años, realizada por Don Aspiazú con su Havana Casino Orchestra, grabada en Nueva York en 1930 para el sello RCA Víctor.
Versión inglesa realizada en Londres, 1932:
Marius B. Winter Band - The Peanut Vendor.
Marius B. Winter Band - The Peanut Vendor.
Version rusa, también de los años treinta:
Dean Martin, en los sesenta:
Jane Powell acompañada por el genial Xavier Cugat y orquesta, en la película musical "Luxury Liner", de 1940. El manicero (Peanut Vendor en inglés) en Hollywood de la época dorada del cine clásico norteamericano. Con ciertas estilizaciones muy al estilo del cine yanqui.
SIBONEY - AY MAMÁ INÉS. (Tangos: Adiós muchachos, El choclo). En el film de aventuras "Another Thin Man" ("La otra cena de los acusados" -para los países de habla hispana-, 1939), William Powell y Myrna Loy interpretan a los detectives Nick y Nora Charles, personajes de Dashiell Hammett que ya habían aparecido en dos películas anteriores: "La cena de los acusados" (1934) y "Después de la cena de los acusados" (1936), y que provienen de la novela "El hombre delgado" ("The Thin Man", 1934). Una pareja de cubanos danza Siboney, el inmortal tema de Ernesto Lecuona. Mirna Loy, gracias al sincretismo infantil de los norteamericanos con respecto a lo latinoamericano, baila los tangos Adios muchachos y El choclo, en versiones, es necesario reconocerlo, bastante fidedignas del tango tradicional. Termina la escena en medio de una violenta pelea con Ay mamá Inés como cortina de fondo. La música cubana es la protagonista en ese ambiente degradado de la novela y del cine negros, pintado con humo en los ojos por Hammett. P.D. Al inicio del fragmento se escucha la inconfundible conga El apagón, rescatada en los años noventa por la mexicana Yuri.
Continuemos con el sincretismo infantil del cine norteamericano, y veamos dos momentos de esa mezcla de flamenco, tango y rumba cubana que se da en la inolvidable "habanera-tango" (sic) Amado mío de la película "Gilda" (1946), interpretado y danzado por Rita Hayworth y su belleza legendaria y mítica. La rumba cubana es el ritmo que determina las situaciones en el imaginario Buenos Aires de plena Segunda Guerra Mundial.
Rumba cubana, samba brasileña, bachata dominicana, calypso de Trinidad y Tobago, flamenco, tango y tap norteamericano en el tema "latino" de Harry Belafonte Jump in the Line; y Rita Hayworth danzando de maravilla en sus películas. Más sincretismo infantil en relación con lo latinoamericano:
¡ SUJÉTATE LA LENGUA !
TU VOZ (persiste)
El inmortal bolero "Perfidia", composiciòn del mexicano Alberto Domínguez (1911–1975), a ritmo de rumba cubana, en un breve instante de Casablanca (Michael Curtiz, 1942), película de culto que en el presente 2012 cumple 70 años de eternidad. Humphrey Bogart e Ingrid Bergman son dos corazones que bailan con pasión bajo los acordes de "Perfidia", tema de moda en el universo anglosajón de los cuarenta y conocida como una "habanera" instrumental, sin letra, ideal para la danza exótica y sensual de las parejas enamoradas. El irremediable entorno de magia en el cine clásico tiene en la música cubana una esencia que le es inmanente y que quedó sellada en el imaginario del arte, en el alma matinal del mundo. Para bailar en una loseta, en una chapita, en un granito de azúcar...