GALERAS DE PERIODISMO
TAMARIZ, Domingo: Memorias de una pasión. Tomo III. Lima. Jaime Campodónico Editores, 2006. 400 pp.
(Reseña tomada del Blog personal de Juan Gargurevich)
Domingo Tamariz acaba de publicar el tercer tomo de sus “Memorias de una pasión”, y sigue siendo la mejor historia personal del periodismo limeño que se haya escrito. El primero, de 1997, se tituló “La prensa peruana y sus protagonistas” y el autor tuvo el buen criterio de colocarle “Tomo I”, indicando que abarcaría solo de 1948 a 1963. El segundo tomo, que circuló en el 2001, llevó como subtítulo “La prensa peruana entre la democracia y el autoritarismo”. Y ahora, el tercero nos dice que se habla de “La prensa durante el terrorismo, la hiperinflación y el autogolpe”. Los tres tomos, dedicados a medio siglo la historia del periodismo limeño encierran una cantidad monumental de historias personales, anécdotas, dramas de cierres o clausuras, despidos arbitrarios, renuncias por convicciones, fundaciones de periódicos, fracasos dolorosos, desempleos forzados, desapariciones dolorosas. No todo es dramático en el periodismo, sin embargo, porque el balance de Tamariz es favorable al ejercicio de un oficio tan difícil. Y si cabe preguntarse el porqué de su elección, “Taquito” nos da la respuesta en el título de su obra: la vocación llevada a extremos de pasión. Recorrer los tres tomos nos acerca a la intimidad de los hombres y mujeres de prensa, contándonos cómo eran aquellos legendarios reporteros de los años cincuenta y que andando los años se convertirían en protagonistas centrales de los muy difíciles años del Gobierno Militar y luego de la reconstrucción del periodismo. Esa generación, la del Cincuenta, ya está de salida pero ha forjado a por lo menos dos generaciones más de los periodistas que han tomado la posta. Tamariz tiene 75 años pero francamente no los representa. Dinámico, vital, regordete de toda la vida, abraza con afabilidad a sus amigos y sonríe siempre. Nunca da paso atrás para un café con leche o un par de cervezas y si es en el centro de Lima, mejor. Y hay que aprovechar porque una buena charla con Taquito es un gustazo exquisito. Pocos como él saben historias de periodistas, de cacería de noticias, de redacciones. Y con una muy rara característica: para Tamariz todos los periodistas somos buenas personas; del resto no sabe, pero los colegas están siempre por encima de todo. Porque ¿cómo no va a ser buena gente alguien que en vez de ser comerciante, abogado o militar, decide ser periodista?Probablemente la otra pasión de Tamariz sea la de gitano. En su extensa biografía profesional, que se inicia con estudios de periodismo en la legendaria Escuela de la Universidad Católica, se registran una decena de títulos que se inician con “Pregón”, del experimentado Amadeo Grados Penalillo, que lo introdujo en el mundo de las redacciones precarias, las lúgubres imprentas del jirón Camaná y , sobre todo, en la certeza de la precariedad del oficio que ya nunca abandonaría. Revisemos los periódicos en que ha trabajado: Pregón, La Noche (de Balarezo), Ultima Hora, La Prensa (de Beltrán pero sobre todo del Jirón de la Unión), Varieté (puras vedettes) , Extra, Caretas, El Mundo (sociales), Intima (incursión en zona femenina), Orfeo (musical!), Corner (para los deportes), Así (pura política), Vistazo (su esfuerzo más querido, me parece), La Tercera de La Crónica, La Crónica (en tiempos de militares), Diario 80 (un esfuerzo descomunal), Punto y finalmente, desde 1982, nuevamente Caretas, donde ancló y está todavía participando. Pueden imaginar entonces a cuántos periodistas y periódicos habrá conocido y de cuántas situaciones ha sido testigo en tantos y variados contextos. La otra sub-vocación de Tamariz es la historia del periodismo y parece que quería trabajar una integral, desde los tiempos de fundación del Diario de Lima de 1790. Pero se decidió finalmente tomar como punto de partida… a sí mismo. Así, por tanto, se inicia esta historia: el día en que Taquito Tamariz, con veinte años cumplidos, cobró 50 soles por su primer artículo.
Juan Gargurevich