martes, 13 de marzo de 2012

La música cubana en el cine y en el mundo entero


GALERAS DE MÚSICA: 
EL AZÚCAR DE CUBA


Los temas cubanos clásicos adquirieron permanencia, se universalizaron. En su momento ocuparon las preferencias y los primeros puestos de popularidad (y de ventas) a nivel mundial. Nunca fueron vistos como curiosidades de subdesarrollados. En simultáneo a sus versiones en el castellano que se habla en Cuba, fueron traducidos a la mayoría de idiomas. Eso se ve reflejado en la cinematografía, principalmente en la norteamericana. Todo lo contrario ha ocurrido, desde los años setenta, con la derivación a la que llamamos salsa. Pareciera que ha quedado solo para el consumo de nosotros los sudamericanos. Aunque con bastantes restricciones porque, por ejemplo, en el mundo rioplatense y en Brasil, la salsa es desdeñada olímpicamente. Es más conocida en México y en Chile pero, en esos países nunca ha sido el ritmo preferido. Salvo algún renacimiento en la Europa de los noventa (muy marcado por los clásicos cubanos), en especial en Alemania, Francia y España, la salsa, como tal, no universaliza. En el cine, solo en tres películas ha sido destacada: "Salsa" (1988), donde un posible y existente sincretismo infantil norteamericano con respecto a lo latinoamericano llega a su paroxismo con el tema Margarita, que es más flamenco que cualquier otra cosa; "Baila conmigo" (1998), en la que algunos pocos fragmentos incluyen a la salsa; y, "El cantante" (2007), una versión deformada e intrascendente de la vida de Héctor Lavoe. Los éxitos más destacables de salsa, prácticamente no son conocidos fuera del Pacífico sudamericano y de cierta comunidad "latina" en Estados Unidos.
Los clásicos cubanos de todos los tiempos han quedado estampados, para la posteridad, en la filmografía mundial y en los "racontos" que se siguen haciendo en función a su poderosa influencia. Examinemos, con mucho ritmo (tambor y flores visuales) algunos casos señeros:

EL MANICERO. Jorge Luis Borges dijo alguna vez, con un racismo digno de antología, que "la única contribución de la raza negra a la cultura universal, era la horrorosa rumba El manicero". Los genios no tienen porqué ser perfectos. Sin embargo, con esa sentencia, Borges estaba otorgando a la composición de Moisés Simons (La Habana, 1889 - Madrid, 1945) un lugar único, un territorio en un contexto para él deteriorado pero, resaltable y trascendente. En los turbulentos años veinte, este tema se convirtió en el preferido a nivel de todo el orbe. Simultáneamente se pone de moda en Estados Unidos, en Europa, en Sudamérica. Las orquestas de jazz lo tienen como parte imprescindible de su repertorio. Igual ocurre con las "típicas" de tango en Argentina, en Francia, Italia, Alemania, Rusia, Inglaterra, Japon, China, en el referente musulmán (como dice la letra de la rumba Cachita), en España, México y Brasil. Por supuesto, también en nuestro país.

A continuación, gracias al callejon de los milagros que es YouTube, una de las primeras versiones, en sí la preferida de los primeros años, realizada por Don Aspiazú con su Havana Casino Orchestra, grabada en Nueva York en 1930 para el sello RCA Víctor.






Versión inglesa realizada en Londres, 1932:

Marius B. Winter Band - The Peanut Vendor.



Version rusa, también de los años treinta:



Dean Martin, en los sesenta:




Jane Powell acompañada por el genial Xavier Cugat y orquesta, en la película musical "Luxury Liner", de 1940.  El manicero (Peanut Vendor en inglés) en Hollywood de la época dorada del cine clásico norteamericano. Con ciertas estilizaciones muy al estilo del cine yanqui.













SIBONEY - AY MAMÁ INÉS. (Tangos: Adiós muchachos, El choclo). En el film de aventuras "Another Thin Man" ("La otra cena de los acusados" -para los países de habla hispana-, 1939), William Powell y Myrna Loy interpretan a los detectives Nick y Nora Charles, personajes de Dashiell Hammett que ya habían aparecido en dos películas anteriores: "La cena de los acusados" (1934)  y "Después de la cena de los acusados" (1936), y que provienen de la novela "El hombre delgado" ("The Thin Man", 1934). Una pareja de cubanos danza Siboney, el inmortal tema de Ernesto Lecuona.  Mirna Loy, gracias al sincretismo infantil de los norteamericanos con respecto a lo latinoamericano,  baila los tangos Adios muchachos y El choclo, en versiones, es necesario reconocerlo, bastante fidedignas del tango tradicional. Termina la escena en medio de una violenta pelea con Ay mamá Inés como cortina de fondo. La música cubana es la protagonista en ese ambiente degradado de la novela y del cine negros, pintado con humo en los ojos por Hammett. P.D. Al inicio del fragmento se escucha la inconfundible conga El apagón, rescatada en los años noventa por la mexicana Yuri.




Continuemos con el sincretismo infantil del cine norteamericano, y veamos dos momentos de esa mezcla de flamenco, tango y rumba cubana que se da en la inolvidable "habanera-tango" (sic) Amado mío de la película "Gilda" (1946), interpretado y danzado por Rita Hayworth y su belleza legendaria y mítica. La rumba cubana es el ritmo que determina las situaciones en el imaginario Buenos Aires de plena Segunda Guerra Mundial.









Rumba cubana, samba brasileña, bachata dominicana, calypso de Trinidad y Tobago, flamenco, tango y tap norteamericano en el tema "latino" de Harry Belafonte Jump in the Line; y Rita Hayworth danzando de maravilla en sus películas. Más sincretismo infantil en relación con lo latinoamericano:







¡ SUJÉTATE LA LENGUA !






TU VOZ (persiste)

















































El inmortal bolero "Perfidia", composiciòn del mexicano Alberto Domínguez (1911–1975), a ritmo de rumba cubana, en un breve instante de Casablanca (Michael Curtiz, 1942), película de culto que en el presente 2012 cumple 70 años de eternidad.  Humphrey Bogart e Ingrid Bergman son dos corazones que bailan con pasión bajo los acordes de "Perfidia", tema de moda en el universo anglosajón de los cuarenta y conocida como una "habanera" instrumental, sin letra, ideal para la danza exótica y sensual de las parejas enamoradas. El irremediable entorno de magia en el cine clásico tiene en la música cubana una esencia que le es inmanente y que quedó sellada en el imaginario del arte, en el alma matinal del mundo. Para bailar en una loseta, en una chapita, en un granito de azúcar...









miércoles, 7 de marzo de 2012

Si estuvieras conmigo / Bilongo


GALERAS DE MÚSICA: DE LO QUE LLAMAMOS SALSA. ROBERTO BLADES - SI ESTUVIERAS CONMIGO / SON DE CUBA - LA NEGRA TOMASA / (CUBAN PETE - CACHITA)


En el verano del 2010, como invitado del programa Fuego Cruzado, el panameño Roberto Blades reconoció que el género musical al que llamamos "salsa" no es otra cosa que una estilización de la MÚSICA CUBANA, principalmente del son montuno.  Y que ese proceso de apropiación y de distorsión, promovido desde Estados Unidos (con Nueva York y los músicos portorriqueños como referente y sujetos intervinientes) se fue dando desde el bloqueo económico de la isla, hasta llegar, en los años setenta, también al total bloqueo cultural y artístico.
Por eso se nota que los temas añejos, los cubanos netos, siguen siendo los clásicos, y que son insuperables: léase El manicero, Cumbanchero, Cachita, Son de la loma, Bilongo, Siboney, Idilio, Mata siguaraya, Ay mamá Inés, El bodeguero, Amalia Batista, Me lo dijo Adela, Bonito y sabroso, Calculadora, Melao de caña, La guayabera, Parampampam, María Cristina me quiere gobernar, La cartera, Rico vacilón, Hay fuego en el 23, Francisco Guayabal, Encarnación, El cuarto de Tula, Oye Salomé perdónala, María la O, Bemba colorá, Qué bonito baila usted, Rumba rumbero, Lágrimas negras, Santa Bárbara, Guantanamera, todos los de la Sonora Matancera, los mambos, rumbas, charangas y congas por doquier, etc. 
Dentro de los temas últimos de este género, cubano en esencia y mal llamado salsa desde 1970, aparte de los covers de los clásicos cubanos, en cuanto a creación propia tenemos como los más señeros a Todo tiene su final de Willy Colón y Héctor Lavoe, Un verano en Nueva York y Julia del Gran Combo, Llorarás de Oscar de León, Kímbara de Celia Cruz en Estados Unidos, Pedro Navaja y Lágrimas de los hermanos de Panamá: Rubén y Roberto Blades, respectivamente. En la analogía con los inmortales cubanos, es evidente que los últimos (compuestos mayormente por músicos portorriqueños o por cubanos que se refugiaron en América del Norte tras la revolución), quedan en un plano inferior, como meras derivaciones del original cubano.
Como ejemplos disfrutemos de Si estuvieras conmigo del gigante Roberto  Blades (actúa en el mítico y malevo "Timbalero" de La Victoria), aquél que con sus opiniones generó la necesidad de esta nota. Si estuvieras conmigo es una balada ochentera del salvadoreño Álvaro Torres, y su versión en forma de salsa no es otra cosa que una muestra del agotamiento argumental de la salsa en su vertiente denominada "sensual", que consiste en hacer covers de las baladas románticas añejas o de moda. La misma lógica se emplea cuando, por ejemplo, se pasa a ritmo de salsa los valses u otros ritmos criollos peruanos: Sincera confesión por Oscar de León, Propiedad privada por Antonio Cartagena (un peruano en estas lides), Toro mata por Celia Cruz. Veamos también videos en YouTube de estos últimos tres temas, y comprobemos que son peruanos por sobre todo.
Viajemos a la semilla del origen, y disfrutemos de La negra Tomasa (Bilongo) por un conjunto que solo necesita una voz tremendamente propicia, un tres cubano, una trompeta y una percusión, magistrales: Son de Cuba. 
Para comprobar como la música cubana original adquirió carácter universal desde la segunda década del siglo anterior, con poderosa influencia muy especialmente en el mundo anglosajón, veamos al famoso Cuban Pete del célebre Desi Arnaz, esposo cubano de Lucille Ball -la mejor comediante norteamericana de todos los tiempos-, con fuga de Cachita (en un fragmento de la serie televisiva de los cincuenta "Yo amo a Lucy"), y la versión del Cuban Pete en la película "La máscara" con Jim Carrey.



















































viernes, 2 de marzo de 2012

Amar y vivir

GALERAS DE MÚSICA:
BOLEROS - AMAR Y VIVIR

Amar y vivir es un bolero creado en los años cuarenta por la genial Consuelo Velásquez. Junto con el imperecedero Bésame mucho, son los mejores temas de la gran compositora mexicana.
La que presentamos es, a nuestro modesto entender, la versión mejor lograda de esta canción romántica, acompañada con la magia de las orquestas tropicales de las costas veracruzanas de aquellos años, prolíficas en arrabales, cabarets y lupanares, al mejor estilo de Don Américo y sus caribes y de Agustín Lara.
Fernando Fernández (1916-1999), el inmortal "crooner" de México, hermano del director y también actor Emilio "El Indio" Fernández, demuestra con esta interpretación que su gran talla como actor era igualada por su altísimo nivel como cantante de boleros y de danzones.
Fernández, en la película La muerte enamorada (1951), interpreta a un hombre que, cuando se le aparece la muerte para llevárselo -porque le había llegado su hora-, no tiene mejor salida que enamorarla. Logra así quedarse entre los vivos después de gozar de los favores de esa "muerte" bellísima y sensual interpretada por la misteriosa rubia Miroslava Stern (1926-1955), quien después de algunos años se suicidaría.
La magistral interpretación actoral de Fernando Fernández en La muerte enamorada tiene un parangón musical en esta interpretación única y excluyente del bolero Amar y vivir, con el timbre de voz preciso y, como ya hemos expuesto, con el  acompañamiento de lujo, en la década de los cincuenta, de una de las orquestas típicas de los Estudios San Ángel de la industria cinematográfica mexicana.